A veces, cuando las cosas no marchan como esperábamos, o cuando la experiencia de la vida cristiana no llena nuestras expectativas, se nos antoja volver a los lugares que nos resultan familiares. Regresamos a las viejas amistades, a los hábitos que habíamos abandonado, a la manera de pensar de antes. Jesús quiere redirigir tu vida, darte un propósito y un fin.